Siempre será Semana Santa en tu corazón

martes, 17 de marzo de 2015

¡Qué Semana Santa la de aquel año...¿Te acuerdas?!


El único símbolo de progreso que hubo en la década de los 70 fue la adquisición de la nueva imagen de Jesús de Medinaceli al imaginero Emilio Tudanca, así como su trono en el que procesiona, en 1975 y 1972, respectivamente. Por lo demás, la Semana Santa de Alcalá estaba en pleno declive y se alejaba de la intención de semilitud con la de anterior al desastre del 36.

Sólo existía una procesión el Domingo de Ramos de los escasos metros que separan la Magistral de la Ermita de Santa Lucía, otra en la madrugada del Viernes Santo del Cristo de la Agonía, y la procesión general que contaba con cuatro pasos.

Sin embargo, en febrero de 1981 por obras en la cúpula del templo el Convento de las Bernardas este se tuvo que cerrar, por lo que la Virgen de la Soledad, alojada fuera de su Sede Canónica no pudo procesionar ese año ni al siguiente, y fue sustituida por la de la Dolorosa dle Santo Entierro. Por otro lado, el Cristo de Medinaceli pasó a celebrar la festividad del Primer Viernes de Marzo en la Iglesia del Convento de las Carmelitas de la Calle Imagen.

En 1983, surge la luz hacia el progreso con la reinstauración del Vía Crucis en la noche del Martes Santo del Santísimo Cristo con la Cruz a cuestas por parte de la Adoración Nocturna. Un año después, el Cristo de Medinaceli recuperó su procesión invidivual en la tarde del Jueves Santo.

Todo se mantendría igual hasta 1988, cuando de la mano del concejal de Festejos José Macías Soto se comienza a editar un cartel y programa de la Semana Santa, y sobre todo, se promueve la creación de una nueva Cofradía, la de las Peñas, formada por integrantes de las distintas peñas. El cristo comenzaría a procesionar el próximo año en la procesión general y en la suya propia a las doce de la noche del Miércoles Santo, la cual mantendría este horaria hasta 1993. Se trataba del Cristo adquirido por el convento de las Carmelitas de la calle Imagen a finales de los años sesenta, procedente de los talleres "El Arte Cristiano" de Olot, realizado sobre un diseño original del imaginero catalán Sabel Costa y Obrador.
Además, volvía a participar en los desfiles procesionales la Dolorosa del Santo Entierro.

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